
Un repaso a las principales líneas de acción exterior que se esperan del futuro gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, así como sus posibles consecuencias regionales y globales.
En su primer discurso como Presidente electo, Jair Messias Bolsonaro, hizo dos menciones cortas sobre política exterior. Dijo que pretende “(...) libertar a Brasil y al Itamaraty [Ministerio de Relaciones Exteriores] de las relaciones internacionales con sesgo ideológico y mantener relaciones con las naciones desarrolladas”. Y, sin referirse directamente a su oponente, dijo que “no podemos seguir coqueteando con el socialismo, el comunismo y el populismo, y con el extremismo de izquierda”.
Además, valoró la llamada telefónica que le hizo el Presidente estadounidense para felicitarlo. Donald Trump publicó en su cuenta de Twitter que ellos están de acuerdo que “(...) Brasil y Estados Unidos van a trabajar juntos en comercio, asuntos militares y todo lo demás”.
Esas primeras declaraciones hechas por el ultraderechista Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), tras su victoria contra Fernando Haddad del Partido de los Trabajadores (PT), el pasado 28 de octubre, refuerzan algunas líneas de pensamiento del Presidente electo sobre las relaciones internacionales de Brasil. Durante la campana electoral, y hasta el momento, sus ideas sobre política exterior fueron muy reduccionistas, obsesionado con estrechar las relaciones exteriores con EE UU (con un gran enfoque en la relación directa con Trump), alejarse de gobiernos que tilda como ideológicos (Venezuela es siempre el ejemplo mencionado) y promover el comercio internacional brasileño.
La mezcla de aspiraciones neoliberales (ancladas en su asesor económico, Paulo Guedes, egreso de la Escuela de Chicago) con convicciones nacional- desenvolvimentistas (difusas entre los varios militares que componen su núcleo duro de asesores) apuntan un proyecto de política exterior con enormes contradicciones y que resulta difícil de comprender tanto en términos de formulación como de ejecución.
Bolsonaro evoca el período de la Guerra Fría cuando habla de combatir el comunismo y defiende la dictadura militar. Los primeros países que pretende visitar son Chile, EE UU e Israel. Esta tríada no tiene nada de pragmática. Es una clara opción ideológica de derechas, teniendo en cuenta los actuales gobiernos de esos Estados. Es decir, la ideología de derechas va a remplazar a la llamada de izquierdas de los gobiernos de los ex presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.
¿Neonacionalismo tropical?

Es muy evidente por sus discursos y entrevistas que Bolsonaro se enmarca en la categoría “neonacionalista”. Sus posiciones contra el multilateralismo, los migrantes y los derechos humanos lo enmarcan incluso en la de neofascista, según la opinión de diversos académicos y analistas políticos brasileños. Los líderes políticos y gobiernos con los que prefiere relacionarse de alguna manera confirman el perfil neonacionalista del Presidente electo.
De este modo, Bolsonaro sería el primer caso de un neonacionalista surgido ...
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