yazidies_irak
Mujeres y menores iraquíes yazidíes rescatados de Daesh. DELIL SOULEIMAN/AFP via Getty Images

La exhumación de las atrocidades de Daesh busca conducir a Irak hacia la reconciliación, pero el poder de las milicias en un Estado débil, la falta de reconstrucción, el millón y medio de desplazados y las divisiones sectarias obstaculizan los intentos de cerrar heridas.

Abrir fosas comunes para cerrar heridas. El suelo iraquí esconde un millón de desaparecidos, desde las víctimas del régimen de Sadam Huseín (1979-2003) hasta aquellas de Daesh (2014-2017). Los equipos forenses han comenzado las excavaciones en 216 fosas. Su labor es el “preludio a una reconciliación social, coexistencia pacífica y una comunidad segura”, según Dheyaa Kareem Alsa’ade, jefe del Departamento de fosas comunes del Ejecutivo iraquí.

En las 40 excavaciones en marcha en la provincia de Sinjar se espera recuperar los restos mortales de 3.000 víctimas del genocidio yazidí. En esta búsqueda para esclarecer la verdad también se identifican perpetradores. El equipo de investigación de la ONU sobre los crímenes de Daesh (UNITAD en sus siglas en inglés) ha identificado a 160 miembros de esta organización terrorista responsables del genocidio yazidí y a otros 74 líderes del grupo, 17 de los cuales están bajo custodia iraquí.

 

Sentar a Daesh en el banquillo de los acusados

Los tribunales iraquíes procesaron 20.000 casos de terrorismo en 2018 y 2019, pero estos procesos judiciales a supuestos miembros de Daesh violan los estándares internacionales de juicio justo, según la Misión de Asistencia de la ONU para Irak (UNAMI en sus siglas en inglés), entidad que monitoreó 619 juicios por terrorismo en los que se dictaron 106 condenas a muerte.

En el 77% de los juicios, a los abogados de la defensa se les asignó el caso al inicio de la audiencia, sin tener tiempo para familiarizarse con el caso. El 42% de los acusados denunciaron que su confesión había sido extraída bajo tortura pero los jueces “generalmente no cuestionaron las pruebas obtenidas de la confesión”, concluye UNAMI.

Además, en la mayoría de casos no se atribuyeron crímenes concretos, sino que se les juzgó por pertenencia a grupo terrorista, lo que impide distinguir entre los combatientes y los que se unieron bajo coerción. “Te tratan igual si eras cocinero o alguien en lo alto de la jerarquía, esto es un gran problema y puede percibirse como un castigo colectivo”, explica Lahib Higel, analista del think tank International Crisis Group. Higel critica la “falta de iniciativa del Gobierno” que podría haber negociado “amnistías para los que fueron forzados (por Daesh) a realizar ciertos trabajos”. La nula participación de las víctimas en el proceso dificulta el esclarecimiento de la verdad, y por tanto, el cierre de heridas. Irak repite errores del pasado. La tortura y el abuso de la legislación antiterrorista en prisiones como Abu  Ghraib  o Camp Bucca crearon el caldo de cultivo de grupos yihadistas.

Daesh_Irak
Un soldado iraquí vigila a hombres soepechosos de ser miembros de Daesh en Bagdad. ALI AL-SAADI/AFP via Getty Images

La reforma del ...