Manifestantes protestan el cierre de Egipto de su frontera en la Franja de Gaza ante la embajada egipcia en Berlín, Alemania con una pancarta que dice "La nación árabe debe unirse", el 23 de julio de 2014 (Picture alliance / Colaborador via Getty Images).

La unidad árabe no ha sido posible, principalmente, porque los líderes políticos no han querido.

Cuando se pregunta a los miembros de la opinión pública árabe si se sienten unidos por un vínculo especial, un 81% responde que sí, según el Arab Opinion Index 2019-2020. La idea de pertenecer a una nación árabe transnacional y transfronteriza, cuya realidad étnica e histórica superaría a la existencia de los Estados-naciones contemporáneos, es compartida por gran parte de los habitantes de Oriente Medio y Norte de África, donde una mayoría de árabes convive con comunidades de origen étnico diferente (bereberes, kurdos, etcétera).

 

El nacionalismo árabe, un movimiento exitoso a nivel histórico

El nacionalismo árabe, ideología que supone la existencia de vínculos fuertes entre todas las personas de etnia árabe, tiene sólidas referencias intelectuales y políticas que han marcado la historia de la región. La Nahda (renacimiento), un movimiento de finales del siglo XIX y principios del XX que aspiraba a la renovación y al fortalecimiento del pensamiento árabe, prevaleció mientras que la mayoría del mundo árabe estaba dominado por un Imperio otomano (la Turquía actual) en decadencia: durante este período, los árabes vivieron una de las etapas más prolíficas y más preciosas de su historia intelectual.

A finales de la primera mitad del siglo XX, figuras como Michel Aflaq, Salah Bitar o Antun Saade, a pesar de sus diferencias, se convirtieron en los principales exponentes y líderes más activos de un movimiento que llamaba a la unión de “los árabes” independientemente de las fronteras que los separan. Tuvieron una popularidad que reflejaba las aspiraciones de muchos árabes. La causa palestina –el apoyo de los árabes a los derechos de este pueblo a tener un Estado propio– también ayudó a los “nacionalistas árabes” y/o “panárabes” a reivindicar la validez de su teoría.

Es bajo este mismo concepto de nación árabe virtual que el coronel egipcio Gamal Abdel Nasser (1956-1970) tuvo un éxito regional que simbolizó también la expansión de la cultura egipcia en el mundo árabe (música, películas…). Líderes más recientes como Hafez al Assad en Siria (1970-2000) o Saddam Hussein en Irak (1979-2003) intentaron igualmente hacer uso del nacionalismo árabe para justificar sus políticas regionales y, aunque lideraban una formación con el mismo nombre, el Baas, eran enemigos. Incluso una formación islamista chií, la libanesa Hezbolá, sigue haciendo uso de esta ideología para legitimar sus opciones políticas y militares, estando apoyada, además, por un país no árabe –Irán– que encuentra en el nacionalismo una oportunidad para justificar sus políticas hacia un mundo de mayoría árabe.

 

¿Y los enemigos?

El nacionalismo árabe también tuvo sus enemigos no declarados. Nos referimos aquí a los países más propensos a defender la ...