Un brillante análisis sobre los acuciantes males del Estado y la economía francesas que explican las protestas de los chalecos amarillos y el creciente desencanto con la presidencia de Emmanuel Macron.

What Ails France?

Brigitte Granville

McGill-Queen’s University Press, 2021

Hace 45 años, un ministro de Charles de Gaulle, Alain Peyrefitte, escribió un libro que fue un gran éxito de ventas, Le mal français, en el que se lamentaba de la “sociedad bloqueada” y el pesimismo de Francia. Estos derivaban, escribía Peyrefitte, de no haber podido deshacerse de un legado absolutista que se remontaba a los reyes Borbón de los siglos XVII y XVIII, cuya centralización de todo el poder en la capital produjo lo que el geógrafo Jean-François Gravier llamó Paris et le desert français en una famosa obra del mismo título publicado en 1947. La historia se repite 50, 80 años más tarde. Los libros recientes que lloran por “los territorios perdidos de la república” nos recuerdan el alto precio económico, social y político que está pagando la Quinta República fundada por el general De Gaulle en 1959. En 2014, otro geógrafo, Christophe Guilluy, presentó un análisis forense de la periferia rezagada y sus trabajadores pobres, marginados económica y socialmente.

Las consecuencias de una estrategia que han seguido tanto la derecha como la izquierda durante sucesivas presidencias explica la revuelta de los chalecos amarillos entre 2018 y 2019, de la que, en una entrevista reciente en la revista trimestral Zadig, el presidente francés, Emmanuel Macron, dijo en tono despreciativo que no era más que la reaparición de “una de las ideas fundacionales de nuestro país”: las revueltas violentas de los campesinos, las Jacqueries. A partir de una amplia investigación económica y sociológica, Brigitte Granville explica el enfado de millones de franceses por las políticas que ha promulgado durante décadas la que califica de oligarquía burocrática egoísta, que asegura trabajar por el bien de un Estado meritocrático pero, en realidad, solo está protegiendo sus propios intereses. Las protestas populares de la gente que intenta llegar a fin de mes en los barrios, los pueblos y las zonas rurales se han topado durante mucho tiempo con una élite parisina que hacía caso omiso de ellas o incluso las despreciaba, con el agravante de que las protestas no tenían líderes, límites ideológicos ni reivindicaciones claras.

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Protesta de los chalecos amarillos contra Emmanuel Macron en Annecy, Francia, 2018. Richard Bord/Getty Images

Granville, profesora en el Queen Mary College de la Universidad de Londres, construye un argumento intelectual para explicar la ira de los chalecos amarillos, alimentada, a su juicio, por la arrogancia de Macron, que se traduce en ineptitud política. Nada más llegar a la presidencia suprimió el impuesto sobre el patrimonio y calificó a los franceses de “holgazanes”, lo que demostró que “a la pomposa imagen de sí mismo unía la típica impaciencia despectiva del tecnócrata ante cualquier obstáculo y cualquier objeción y una dramática falta de empatía ante la difícil situación de los trabajadores pobres”. El ...