
El país se encuentra inmerso en una grave crisis económica y financiera desde 2019, sacudida, además, por la pandemia, la explosión del puerto de Beirut y un grave estancamiento político. Pero, ¿cuáles son los elementos que están afectando a la economía libanesa y qué impacto tienen en el ciudadano de a pie?
Una botella de gas butano para cocinar costaba hace un año en Líbano unas 200.000 libras libanesas (LBP). La misma botella vale hoy 1.500.000 LBP (unos 15$), siete veces más. “Hace unos días pagué lo equivalente a unos 75 dólares en el supermercado por solo cuatro productos muy básicos: agua, carne, papel de váter y leche”, expone Chloe Khoury, una ciudadana libanesa, consultora de comunicación y fotógrafa.
El país se encuentra inmerso desde 2019 en “una de las peores crisis económicas a nivel mundial desde mediados del siglo XIX”, en palabras del Banco Mundial. El PIB de Líbano se ha desplomado un 58% desde el inicio del colapso. Los precios se han disparado —especialmente en productos de primera necesidad, gas y combustible—, con una inflación que se mantiene en tres dígitos, mientras que el valor de la moneda libanesa cae en picado, perdiendo más del 98% de su valor, y la escasez del dólar estadounidense se agudiza.
La situación está lejos de mejorar y, por el contrario, empeora cada día. Pero ¿cómo ha llegado Líbano a este punto? ¿Cómo se traduce en el día a día de los ciudadanos? ¿Y qué posibilidades hay en el futuro?
Dependencia del dinero extranjero
Después de la guerra civil (1975-1990), la economía libanesa se centró en los servicios y no prestó atención a los sectores productivos, como la industria o la agricultura. Por este motivo, los productos consumidos deben ser importados del exterior. Su principal puerta de entrada es el puerto de Beirut, gravemente perjudicado por la explosión del 4 de agosto de 2020, que dejó más de 200 muertos, y sigue aún sin una investigación pertinente. Un intercambio comercial que se realiza en dólares, una moneda que cohabita en el país con la libra libanesa —la moneda local—, aunque la mayoría de la población no tiene acceso a ellos.

Hablar de servicios incluye comercio, turismo y finanzas, que suponen más del 94% del PIB del país, mientras que la agricultura y la industria contribuyen tan solo un 1,4% y un 1% al PIB, respectivamente. “Es un problema estructural desde el principio. Importar la mayoría de ...
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