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Calle Mohammed Maansour. Grafitti revolucionario de activista con pincel. (Photo by In Pictures Ltd./Corbis via Getty Images)

Una selección de 14 piezas culturales que acercan el Egipto actual. 

Egipto tiene tantas capas, y oculta tantas sorpresas como la arena en el desierto que la abraza o los metros de alquitrán y porquería compactados unos sobre otros en sus calles a lo largo de milenios. Un país de contrastes que Heródoto recorrió y definió como “un don del Nilo”. Una masa vibrante, mágica, compleja y llena de matices: divertida, socarrona, dramática, intensa, desconcertante, fresca, provocadora, paciente, estimulante, maternal, castigadora, desinhibida y delirante. Una droga dura para corazones indómitos; un bálsamo para los nostálgicos. La Primavera Árabe la sacudió hasta los cimientos y no ha vuelto a ser la misma. Incluso el faraón reinante, Abdel Fatah el Sisi, ha descubierto nuevas maneras de oprimir y reprimir, de suprimir anhelos y sueños, de contener el espíritu afable y cálido e indomable y sufrido de sus más de 100 millones de almas. Entender Egipto no está pues a nuestro alcance, pero sí conocerlo mejor, navegar en sus aguas y dunas, recorrer sus callejones y meandros, retozar en sus cafés y feluccas a través de un acervo cultural inabarcable. Música, cine, y literatura. Egipto es tan inmenso como su longeva Historia, tan contemporáneo y anclado en la antigüedad, tan político y tan despreocupado, tan resignado y soberbio como alcancemos a imaginar, así que estos serán apenas retazos de lo que, una vez sumergidos en las aguas del Nilo, seremos capaces de descubrir.

El Cairo: La ciudad victoriosa de Max Rodenbeck

En toda mesa árabe que se precie no faltan los mezzes, esa suerte de entrantes que pueden ser una comida completa para quien no tenga un estómago egipcio. Así que, ¿por qué no? Empecemos por tratar de entender Egipto desde su capital, un mezze y un plato único que puede o no saciar los apetitos más voraces. El corazón de este país al que sus habitantes se refieren indistintamente como Misr (Egipto) o Al Qaera, El Cairo, es la Madre del Mundo, la ciudad victoriosa cuyo apelativo usa Max Rodenbeck para presentarnos la urbe. La aproximación del autor a la capital del Nilo, desde los faraones del Antiguo reino hasta Mubarak, atrapa y desvela a partes iguales. No cae en el costumbrismo pero rezuma vida. Y no pasa de moda aunque su autor la escribiera en 1998 (y actualizara posteriormente). Es un libro que se coge y se deja al antojo. Aunque esto último con menos facilidad, porque es fácil sumergirse en la abundancia de detalles y el humor de sus historias e intrahistorias bien narradas, en las que se descubren las muchas vidas que ha vivido el país, casi tantas como las de alquitrán que acumulan sus calles entreveradas con sus buenas dosis de porquería.

Naguib Mahfuz

No es un libro, es un autor, pero no se entendería Egipto sin leer cualquiera de sus libros que encontramos traducidos al español: El Cairo nuevo, Hijos de nuestro barrio, El callejón de los milagros… y un larguísimo etcétera, pero esos imprescindibles. Es imposible quedarse con uno, dependen del humor o de la curiosidad personal; novelas para respirar el aroma de los cafés del barrio donde se crió el autor, el Gamaleya, o para entender la idiosincrasia de los egipcios. Las ansias frustradas, una y otra vez, de mejorar sus vidas en una sociedad clasista, son apenas uno de los muchos temas que desgrana el rey del costumbrismo egipcio.

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Cientos de personas protestan por el asesinato de la activista del Partido de la Alianza Popular Socialista Shaimaa al-Sabbagh, asesinada a tiros durante las protestas celebradas por el cuarto aniversario de la revolución del 25 de enero en Egipto dentro de la Primavera Árabe, durante el funeral de Sabbagh en Alejandría, Egipto, el 25 de enero de 2015. (Foto de Ibrahim Ramadan/Anadolu Agency/Getty Images)

El alma del mundo de Miguel Ángel Sánchez y Nuria Tesón

Es terrible (o a mí me lo parece) autorreferenciarse en una lista de imprescindibles para entender Egipto, pero El alma del mundo lo es, y no nombrarlo por falsa modestia o síndrome de impostora sería privar de un documento muy valioso a los lectores. Inspirado en ese costumbrismo mahfouziano, El alma del mundo es un retrato de Egipto a través de sus habitantes, una obra coral en imagen y palabra que descubre para el que mira y lee personas y personajes, sueños y deseos de un pueblo en ebullición en un momento clave: entre 2009 y 2012, antes, durante y después de la revolución que derrocó a Hosni Mubarak. La antesala de la Primavera Árabe se intuía en el hartazgo de sus protagonistas; el miedo y la ilusión por el cambio también. Egipcios y egipcias de todas las clases sociales, políticos, agricultores, activistas, arqueólogos o limpiabotas. A medio camino entre el documental y el catálogo de museo, esta obra ayuda a entender a los y las ciudadanas egipcias tanto como sus aspiraciones políticas, sociales y humanas. A mirarles y verse reflejado en ellos y ellas. Sobrevive a la época en la que se gestó, hace 11 años, como ahora los egipcios, con una situación económica peor, vuelven a su vida, a sus profesiones, a sus tradiciones. Una vez más sienten la presión acuciante de la dictadura que cercena ambiciones… y muchos vuelven a soñar con el cambio. Aunque ahora lo hagan desde el exilio.

La ciudad siempre gana de Omar Hamilton

Familiar de activistas, como el encarcelado bloguero Alaa Abdel Fatah, Hamilton ha conseguido con este libro arrastrar a muchos hasta la plaza de Tahrir en 2011. Quizá por eso, muchos de los que participaron en aquellas protestas reconocen ser incapaces de leerla. Demasiadas cosas moviéndose en las entrañas. Una novela que trasciende no sólo por el modo en que retrata la Primavera Árabe egipcia, sino porque hace al lector meditar sobre valores y principios universales.

Walls of freedom. Street Art of the Egyptian Revolution de Basma Hamdy, Don STONE Karl y Ahdaf Soueif 

Para entender el contexto revolucionario y la explosión cultural, social, política y vital que vivió Egipto en los años posteriores a la revolución es imprescindible sumergirse en Walls of Freedom, un libro que refleja el arte callejero que se convirtió en el espejo de los deseos de una generación. Violencia contra las mujeres, abusos policiales, torturas, represión; lo mismo contra militares que contra hermanos musulmanes. El debate y las protestas se trasladaban a los muros; algunos dividieron la ciudad, aislando edificios estatales como el Ministerio del Interior durante más de un lustro, redibujando el tráfico y ofreciendo un lienzo perfecto para dibujar y volver a dibujar, en otro símil de esas capas que forman la sociedad egipcia. Bajo la pintura, detrás del cartel de una tienda o en el muro de algún callejón, aún se puede encontrar algún eslogan o incluso grafitis de esos artistas callejeros, algunos de los cuales, como Ganzeer (cuya obra gráfica les recomiendo encarecidamente), fueron forzados al exilio.

Beers in the snookers club de Waguih Ghali

Hay que leer esta obra breve, la primera y única de Waguih Ghali, para entender a toda una generación de egipcios a caballo entre Oriente y Occidente, e incluso a una clase social y política. Refleja trágicamente una historia que se repite: el exilio de jóvenes atrapados entre el deseo de vivir, el ímpetu de luchar por el cambio y la necesidad de sobrevivir a sí mismos y a sus circunstancias. Algo que, el propio Ghali, que se suicidó en 1969, 5 años después de que la novela se publicara, no consiguió. Dejó también atrás unos brillantes e iluminadores diarios que han sido editados en dos tomos por la American University in Cairo (AUC).

El Cairo, vidas en el abismo de Francisco Carrión 

El libro de Francisco Carrión, que publica Península, es una historia en primera persona del que fuera corresponsal de El Mundo durante casi una década, y una historia que, a través de los protagonistas de muchos de sus artículos, ayuda a descubrir las capas múltiples que forman El Cairo, como la arena del desierto en una excavación, o las hojas de una cebolla que puede hacerte llorar con su belleza y sus contradicciones. Además, revela las batallas que durante años ha librado la prensa para poder seguir informando de las vicisitudes políticas de un país en cambio continuo.

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Los habitantes de la zona celebran y bailan a la hora del desayuno durante una reunión masiva de Iftar en Ezbet Hamada, en el barrio de Al Matariyyah, durante el mes sagrado del Ramadán, el 16 de abril de 2022 en El Cairo, Egipto. (Foto de Fadel Dawod/Getty Images)

My Egyptian grandmother’s kitchen de Magda Mehdawy  

Oriente Medio conquista por el estómago y Egipto no es una excepción, My Egyptian grandmother’s kitchen es uno de los libros más fieles a la cocina casera que se pueden encontrar. Las clásicas ful medames (habas) del desayuno con sus variantes y acompañamientos, el taamiya (falafel egipcio hecho con habas en lugar de garbanzos, la bamya (quingombó), o la sopa de lentejas, se hacen huecos con elaboraciones más  laboriosas como el koshari, una bomba de hidratos y proteína en la que se unen, pasta, lentejas, garbanzos, arroz, cebolla y pan fritos con aderezos de salsa picante y/o vinagre en una armonía difícil de predecir a bote pronto. Empezábamos hablando de mezzes y terminamos con un compendio de cultura a través del estómago en cantidades y número sólo para estómagos egipcios, por su riqueza y abundancia. Los encurtidos, de todo tipo, incluyendo los limones, les acercarán a una forma de comer que en muchos casos, heredan de sus ancestros faraónicos, como en el de la molokheya.

The Square. Documental dirigido por Jehane Noujaim

Y si de comprender un periodo convulso se trata, en el lado visual el documental The Square es un imperdible. Rodado durante los 18 días de protestas y muchos de los que siguieron, refleja desde distintos puntos qué fue y cómo se hundió el movimiento. El actor Khaled Abdalla, el músico Ramy Essam aparecen como ellos mismos, formando parte del elenco del cambio, o al menos de lo que entonces parecía que podía ser y no fue.

Tickling Giants de Sara Taksler

El documental Tickling Giants (2016), de Sara Taksler, basado en Al Barnamig, un programa estilo late night show con el que saltó a la fama el médico egipcio Bassem Yousef, rompió moldes en los años siguientes a la revolución con su ácida y sarcástica crítica al status quo, en especial hacia los islamistas, y le costó al médico tener que exiliarse. Es un reflejo fascinante de cómo los egipcios abordaron el cambio. De la creatividad y el movimiento social que generó la revolución. Y, sobre todo, fue la consecuencia de uno de los grandes logros de aquélla: los y las egipcias ya no iban a seguir callados ante los desmanes de sus gobernantes.

Cairo 678. Película dirigida de Mohamed Diab

El acoso sexual, una lacra en todo el mundo pero un problema social en Egipto, donde el 99,3% de las mujeres han sufrido algún tipo de violencia sexual en las calles, según datos de Naciones Unidas. La película de Mohamed Diab se rodó en 2010, justo antes de la revolución, un aldabonazo en las conciencias exponiendo con crudeza el acoso al que tres mujeres son sometidas a diario y su fracaso para recibir ayuda por parte de las autoridades, lo que brinda el escenario perfecto para una trama que gira en torno a su venganza personal de aquellos que las acosan. No ha mejorado mucho, pero la película fue una de las primeras que obligó al público a enfrentarse a ese fantasma, poco después de una serie de agresiones sexuales brutales durante una celebración local.

El Cairo Confidencial (The Nile Hilton Incident). Película dirigida por Tarik Saleh

Los bajos fondos egipcios empiezan en las comisarías y acaban en los despachos políticos o en sus lujosas villas de las afueras en esta película. El asesinato de una cantante en un hotel de cinco estrellas cairota, poco antes del alzamiento contra Hosni Mubarak, desata una trama política con lo mejor del género: un thriller en el que un policía corrupto harto de sobornos decide investigar un caso que todos quieren tapar y en el que acaban solapándose protestas, inmigración ilegal, prostitución…

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El Fishawi’s Coffee house en Khan al-Khalili El Cairo, Egipto (Foto de In Pictures Ltd./Corbis vía Getty Images)

Cairokee. Música

Esta banda de rock que empezó en 2003 pero que alcanzó el éxito, como muchos otros al llegar 2011, es imprescindible. Sus conciertos han sido vetados, así como su música en multitud de ocasiones por sus controvertidas letras. Entrar en un ahwa (café popular) y escucharlos de fondo cantando Ya el Midan, es garantía de que el propietario desafía al mundo y al régimen, en ese código oculto al que se ha reducido a los y las egipcias que lucharon por el cambio. Sus letras, que fueron extremadamente políticas y aún están sembradas de referencias a problemas sociales, hablan a aquella generación que ahora pasa de los 30 y de los 40 (como los integrantes de la banda), y conectan con un público más joven que les mira con la admiración del que busca referentes. Si quieren sentir el sonido de lo que se convirtió en un himno de la revolución, si quieren vibrar como lo hicieron aquellos jóvenes, busquen y escuchen Sout al-Horeya, les hablan a ustedes, a mí: en cada calle de mi país, el sonido de la libertad está llamando. Les entrarán ganas de gritar Horreya, libertad. Garantizado.

Maharaganat. Música

Es un estilo de música, en el que muchos se han hecho más grandes que la omnipresente Omm Kulthum, Hamo Bika, Alaa Fifty o Hassan Shakosh, cuya Bent el Jiran tiene más de 580 millones de reproducciones en Youtube (hablando de alcohol o hachís y de la atracción por una mujer), son algunos de sus principales exponentes. El maharaganat es la música del pueblo, nacida en los barrios más pobres, habla de amor, de drogas, de pobreza. Cae fuera de todos los prejuicios occidentales sobre una sociedad árabe y musulmana. Pero lo bailan por igual en un rincón perdido de los suburbios de Manshiyet Nasser o en Salam City (a una hora de la capital) que en el último local de moda del adinerado 6 october. No hay bodorrio que se precie sin maharaganat, ni moto con altavoces que no atruene a todo trapo, driblando entre busetas y taxis. Si aterrizan ustedes en Egipto, las posibilidades de que sea lo primero que oigan al coger un taxi son muchas. ¿Qué puede haber peor, más subversivo o amenazante para el Gobierno que un torrente melódico electrónico (entre el rai y el hip-hop) que gusta a todos? Al portavoz del Parlamento le pareció que el maharaganat es más peligroso para Egipto que el coronavirus. La Unión de Músicos prohibió el género por corromper a la sociedad. Ahora se prohíben las actuaciones de sus artistas. Ya querrían muchos reaggetoneros los hits, la vibra y la controversia de una música con la que algunos verán confluencias.

Esta obra ha recibido una ayuda a la edición del Ministerio de Cultura