De izquierda a derecha, el líder del partido Polonia 2050, Szymon Holownia, el líder de la Coalición Cívica, Donald Tusk, y el líder del Partido Popular Polaco, Wladyslaw Kosiniak Kamysz, en rueda de prensa. (Andrzej Iwanczuk/NurPhoto/Getty Images)

Los resultados electorales apuntan a una posible coalición que se impondría sobre Ley y Justicia y que formaría gobierno, pero todavía surgen algunas incógnitas. ¿Cuáles han sido las claves de estas elecciones y cuáles son los retos para formar un gobierno que le diera el mando a Donald Tusk?

Las elecciones parlamentarias polacas del pasado 15 de octubre serán recordadas por dos razones, la alta participación y el fin del gobierno de Ley y Justicia. La alta participación ha sido, sin duda, determinante en los resultados finales. En estas elecciones se renovaban la Cámara Baja (Sejm) y la Cámara Alta (Senado) en un contexto de gran incertidumbre. Era la primera vez desde 2015 y dos mandatos de Ley y Justicia, inapelables en términos electorales, que la oposición se encontraba en disposición de disputarle el poder a la luz de los sondeos preelectorales que mostraban una diferencia de menos de cinco puntos entre Ley y Justicia (36,8%) y la Coalición Cívica (31,6%), según la empresa IPSOS. 

Así, desde la oposición se optó por estrategias de maximización de los resultados, por ejemplo, la presentación de listas conjuntas en el Senado, lo que les otorgaría un total de 66 escaños sobre 110. En el Sejm, Ley y Justicia perdió 41 escaños de los 235 que obtuvo en las elecciones anteriores quedando en 194, lo que no le otorgaba la mayoría parlamentaria. El voto combinado de todos los partidos de la oposición alcanzó en esta ocasión el 54% de la Cámara y, por tanto, se sitúa en posición de formar gobierno.

Pero también el electorado utilizó estrategias que han dado resultado. El gobierno polaco había determinado que todo el voto del exterior iría destinado a la capital, Varsovia. De este modo, la acumulación del voto más liberal en la capital anularía el incremento del voto a la oposición de facto. Así, muchos electores de la propia Varsovia se registraron para votar en las ciudades y pueblos del Este del país. De este modo, se compensaba el voto en Varsovia y se ganaba un mayor peso específico en el Este del país, feudo tradicional de Ley y Justicia.

Una buena parte de estos resultados se ha debido a la alta participación. Un 74,2% de los 29 millones de votantes registrados acudieron a las urnas, superando en más de 11 puntos la participación de las elecciones generales de 1989, elecciones de cambio de régimen y, por tanto, determinantes para el futuro del país. Esta enorme movilización muestra la relevancia que la ciudadanía polaca le ha otorgado a este proceso electoral, por lo que estaríamos ante unas elecciones de cambio y no de continuidad. Este récord, además, le otorga una ingente dosis de legitimidad democrática a la mayoría parlamentaria surgida de ella, ya que, a pesar de la victoria ...