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El fluido y cambiante tablero geopolítico de Asia-Pacífico ha sufrido un nuevo giro de guión con el acuerdo de seguridad firmado entre China y las Islas Salomón el pasado 19 de abril. ¿Cuál es la estrategia del gobierno chino? ¿Alterará el equilibrio de poder en la región?

El acuerdo, llevado con máxima discreción entre ambos países, ha pillado con el pie cambiado a las capitales de las potencias democráticas regionales, en particular Washington y Canberra. Además, el acuerdo con las Islas Salomón supone solo el primer paso de una iniciativa más a largo plazo de China en el Pacífico Sur. El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, se embarcó recientemente en una gira por la región con el objetivo de convencer a diez países para firmar un acuerdo global con Pekín, conocido como “Visión para un desarrollo común”. Dicho acuerdo abarca amplias áreas de acción como economía, comunicaciones y seguridad.

Esta ofensiva diplomática por parte de China puede tener importantes implicaciones para el equilibrio de poder en Asia-Pacífico.

 

Los movimientos en el Pacífico Sur son parte de una estrategia a largo plazo por parte de China

A lo largo de la última década, coincidiendo con la llegada de Xi Jinping al poder y su viraje hacia una política exterior más activa y contundente, China ha buscado consolidar su esfera de influencia en Asia-Pacífico. Hasta ahora su atención se había centrado principalmente en los denominados Mares de China. En el Mar de China Oriental, el gigante asiático ha intensificado su disputa con Japón sobre la soberanía de las Islas Senkaku. Pero es sobre todo en el Mar de China Meridional, donde su agresiva diplomacia y el importante aumento de su presencia militar, incluyendo la construcción de bases militares en territorios en disputa, el que ha dado lugar a fuertes tensiones con países vecinos como Vietnam y Filipinas.

La estrategia china hasta ahora había sido una búsqueda de la hegemonía en estos mares para convertirlos en “mares chinos”, buscando a su vez prevenir que la fuerte presencia militar estadounidense en la llamada primera cadena de islas del Pacífico – Japón, Taiwán, Filipinas – pudiera operar libremente en la zona. Todo esto con el telón de fondo de la histórica aspiración de reunificación con Taiwán.

Los últimos movimientos en el Pacífico Sur denotan una mayor ambición en lo que Mao Zedong denominó la estrategia de disuasión ofensiva. China ya no parece conformarse con el control de los Mares de China, sino que busca traspasar la primera cadena de islas. Asentándose en el Pacífico Sur, pondría la primera piedra para poder aislar esa primera cadena, controlada por EE UU. Esa estrategia tiene dos lecturas. La primera es económica: si Pekín establece acuerdos comerciales en el Pacífico Sur, consolidaría su posición como primer socio comercial en la región. Esa influencia económica, inevitablemente, se transformaría en política. El atractivo del dinero chino se ve ya, por ejemplo, en la retirada en 2019 del reconocimiento oficial a Taiwán por parte de las Islas Salomón ...