
La versatilidad del Estado Islámico en el uso de nuevas tecnologías y la propaganda del terror alcanza su cénit en el Internet profundo.
Parece ya evidente que una de las principales características de Daesh, que ha asombrado a propios y extraños, es la extraordinaria versatilidad que demuestra en sus distintas actividades.
Desde la proclama del califato por parte de Al Baghdadi a mediados de 2014, se han ido progresivamente conociendo con mayor detalle los distintos aspectos sobre los que se basa la utopía yihadista: financiación, logística, política social, capacidad militar… y comunicación. Efectivamente, en general se puede estar muy de acuerdo en que Daesh ha revolucionado la propaganda, el mensaje y los canales de información desde el enfoque terrorista. Es más, podemos establecer que su revolución mediática ha sido tan poderosa que ha reescrito las bases del mensaje del terror.
Esta importancia se traduce en un extremo cuidado de sus contenidos tanto en el fondo como en la forma, que encuentran una difusión extraordinaria en la tecnología actual: sencilla, barata y altamente eficaz. Bien conocidas son las actividades del Estado Islámico en las redes sociales, foros virtuales o aplicaciones móviles. Igualmente notorias son las acciones de su centro de comunicación Al Hayat y sus distintas delegaciones, cuyo organigrama es parte fundamental en la propia estructura de Daesh (tanto es así que el director de comunicaciones, Al Adsnani, tiene tratamiento de emir, y los distintos trabajadores cobran bastante más que un soldado raso. La coalición internacional ha puesto precio a las cabezas de estos personajes y son ya objetivos prioritarios).
Así pues, ante esta realidad, debemos asumir que el Estado Islámico no escatima esfuerzos en utilizar tecnología puntera, potente y, sobre todo, eficaz a la hora de difundir su mensaje. Como consecuencia de este patrón, los tentáculos yihadistas se clavan incluso en el Internet más desconocido y profundo: la Deep Web (Internet profundo).
En las profundidades
Una explicación prosaica del Internet profundo, sin tecnicismos, se suele ilustrar con la imagen de un iceberg: la punta es la web que todos conocemos y usamos a diario, y la inmensidad oculta corresponde a esa red paralela cuyo tamaño se estima es 500 veces mayor que la anterior.
Pero, ¿cuál es la auténtica particularidad de la Deep Web? Pues, básicamente, que al no estar indexadas las páginas web que encontramos, la navegación por ella es totalmente anónima. Esta característica supone una oportunidad obvia para actividades delictivas. (Sin embargo, la mayor parte de la Deep Web no se dedica a ello, sólo un porcentaje pequeño llamado Dark Web, Internet oscuro, por el mercado negro que allí impera). Acceder no es ninguna tarea titánica, por lo que, a pesar del desconocimiento generalizado de éste, cualquiera puede acceder y ...
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